21 de febrero de 2008

"Cuando la luna se pone regrandota...

...como una pelotota y alumbra el callejón...."

Ayer fuímos mi novio Luis, el Vane, Rodas y yo al Zócalo a ver el eclipse. En realidad había olvidado por completo mis ganas de ir, pero todo se conjugó para poder estar ahí: hoy jueves no tuve examen, Luis no tuvo clases ayer en la tarde y los demás dijeron "bueeeenoooo" y se unieron a la aventura urbana.


Llegamos al Zócalo como a las seis. Había mucha gente formada para usar los 100 telescopios instalados. Aplicamos los relevos australianos: dos nos quedábamos haciendo fila y dos se iban a pasear 20 minutos. Cuando me tocó ir a dar la vuelta, fuímos a las carpas instaladas alrededor del "observatorio", sólo para descubrir el instinto de rapiña de la masa: dondequiera que regalaban algo, la gente se avalanzaba cual fiera hambrienta. Había gente que se formaba, pero daba más coraje estar esperando de forma civilizada para que llegaran las manadas de salvajes a pelearse por un pedazo de póster.


Nos dieron las siete y algo, y la gente empezó a acceder a los telescopios. Entramos los cuatro, después de que un horrible señor se nos intentó "colar" y que a Rodas le diera un ataque de pánico ante la "Chupitos" reloaded (era una especie de mujer disfrazada de bola disco meets anarquista meets Tatiana meets chico banda...). Vimos la luna, con todo y cráteres, en el telescopio. Yo quería ver Saturno (de hecho, ésa era mi motivación principal), pero el planeta se vería más tarde y si quería verlo en el telescopio, nos íbamos a tener que formar otra vez. Fuímos a otro telescopio (los lacras) y volvimos a ver la luna. Casi convencemos a las chavas del segundo telescopio de dejarnos quedarnos ahí a "tontear" hasta que Saturno fuera visible, pero un seguriman nos condujo hacia la salida.


Como las filas eran interminables, decidimos irnos a la azotea del depa de Luis a seguir viendo el eclipse. Así que fuímos a casa de Rodas por el carro, unos binoculares y cuatro envases de caguama. Surtidos de provisiones, un sleeping y cobijas, llegamos a la azotea.


Ya en la azotea, nos dió la más absoluta de las simplezas: que si la brasileña, que si el cielo era una pantalla y los alienígenas habían montado un espectáculo--el eclipse--para nuestra diversión, que si casi se le quema la cara a Rodas prendiendo un cigarro... y que si las profecías mayas. Todo empezó porque Rodas y el Vane, en su "break" de 20 minutos vieron a un cazador de ovnis con todo y aparato (sin albur) localizador de naves extraterrestres (que era como un radio vil); además de escuchar la conversación de dos sujetillos que aseguraban que el eclipse iba a traer un nuevo periodo en los ciclos cósmicos, al tiempo que se preguntaban "¿y si los mayas tenían razón?"


Sin más, corrieron el debraye y las chelas. En el año 2012, los mayas se levantarían de nuevo, ahora como zombies, para intentar acabar con la civilización y reimplantar la suya. O algo así. La luna se veia impresionante con los binoculares y vimos cómo fue de rojo a blanco una vez más.


Después entramos al depa para seguir cheleando y cerrar la noche con un concurso de eructos que, de manera lamentable, yo empecé y al cuál, de manera lamentable, no pude aportar nada más.





2 comentarios:

Van dijo...

hahaha que hermosa noche!!! qué le digo a mi mamá para que me deje quedarme a dormir?? dile que los zombies mayas te estan atacando en pleno zócalo de la ciudad de México, si no te cree, de perdida no puede regañarte porque el argumento es original.... hahaha

JoCeLyNe dijo...

van: hahahahahaha. y el rapto frustrado de aranda. sí, fue una gran noche :P