12 de abril de 2008

F-I-E-S-T-A

(o cómo hecharle a perder el humor a una mujer un sábado por la noche...)

"No lo digas dos veces, porque ya es tarde". Así parece que reacciona mi novio ante la palabra FIESTA. ¿Qué más da de quién sea la fiesta (así sea de alguna amiga mía y YO NO VAYA A IR) o que lleva más de tres días sin agua y, por ende, sin bañarse? A la voz de FIESTA, todos los poros del cuerpo se le electrifican y le dicen "ve, corre... ¡vueeeeeeeeeela!"

Y heme aquí: otro sábado cargado de trabajo y de tarea, en el que si me duermo a eso de las doce o una de la mañana será mucha, pero mucha ganancia. Estoy platicando por msn con mi novio. Es otro sábado en el que no nos vamos a ver porque ambos tenemos tarea-"tal vez si acabamos temprano", decímos, pero ya quedamos que "mañana nos vemos aunque sea un ratito para no presionarnos, mejor acabar de una vez". Así que estoy tap, tap, tap en la computadora, acabando un análisis pesadísimo sobre las escenas de una serie que ya ni sé si es serie, serial o tortura, cuando me dice "háblame por favor a mi casa y pretende que me invitas a una fiesta". Me parece un ejercicio divertido; algo desesperado, pero desestresante. A la ¿media? hora, colgamos, cuando, a eso de las ocho y media, por messenger:


ÉL: "uy, me acaba de hablar J..., que le haga el paro y vaya a lo de E..."

YO: "¿cómo por qué o para qué o qué tienes tú ahí que ver?"
ÉL: "¿me marcas?"
YO: "...pero si acabamos de colgar... ¿para qué quieres que te hable?"
(silencio...)
Él: ¿...estás enojada?
YO: pues ... ya lo veía venir.

Y cómo no estarlo. Estoy enojada porque no entiendo a qué tiene que ir él a la fiesta a la que en la semana me dijo que no iría, a "hacerle el paro" a J... quien parece figura de acción, nunca ha necesitado coche para salir ni dinero, y seguramente se siente inseguro de ir solo a la fiesta, como si tuviera 12 años, y ésa, ésa es la "gran emergencia". Estoy enojada porque él cree que es "...uy, pues igual y por el coche", pero no fue capaz de preguntarme si quería ir (menos aún de pasar por mí). Estoy intrigada, y mucho, porque no entiendo qué clase de efecto produce en él la palabra FIESTA. ¿Será acaso un condicionamiento, como el del perro de Pavlov? ¿Será que una malvada bruja japonesa lo hipnotizó y ahora cada que oye FIESTA tiene el irracional impulso de ir, a como dé lugar? ¿Y por qué carajos es tan crucial hacerle el paro a J... e ir a una fiesta a la que ni siquiera estaría invitado si no fuera por andar conmigo? ¿Y POR QUÉ DIABLOS NO ME LLEVÓ?


Le pregunté la razón de su necedad.. que diga, necesidad, de ir a la FIESTA. Sólo se puso serio - "pues ya no voy" - y no me supo explicar más. Caí en la cuenta de que es la soledad: ahora vive solo y su mamá está lejos. Es más complicado: su familia vive lejos y su hermano se acaba de mudar. Intenté hacerle ver que entiendo que se sienta solo, pero que no entiendo cómo ir a beber con un montón de desconocidos lo iba a hacer sentirse más acompañado. "Esque tú no entiendes...", me dijo, y como espuma subió mi irritabilidad: "no, si no entiendo... nunca me he sentido sola. Por ejemplo, el fin de semana pasado (sí, el mismo fin en el que cumplimos seis meses) que me enfermé y no había nadie en casa y tú te fuíste a una fiesta a la que íbamos a ir juntos porque disque no tenías cómo venir a verme no me sentí para nada sola".


Pero, ¿cómo le ganas a la naturaleza? Porque ése, precisamente, parece ser el origen de su condicionamiento: le viene de fábrica. Si hago que se quede por culpa, al rato me voy a sentir peor. Si me quedo triste, él siente culpa, y al rato tengo yo que contestar sus llamadas desmadrugadas. Mejor que se vaya, y al rato a mí se me pasará el coraje. O no. Mientras delibero sobre la táctica a usar, le inyecto más drama al asunto: "porque yo ya sabía que no ibas a venir el sábado pasado, pero me hubiera sentido un poco menos sola si me hubieras hablado..." - "lo intenté..." - "pues sí, pero eso lo supe después" - "pues ya no voy" - (la culpa toma la palabra) "no, vete, si tanto necesitas salir, ve... lo que pasa es que yo no comprendo cómo te puede hacer sentir mejor beber con un montón de extraños que no son tus amigos ni se preocupan por ti..."


Gana la culpa. Que se vaya, que se vaya pero a la voz de ya. "Ya se me pasará", le digo, y se despide. Por messenger, ni adiós dijo, que perdió valiosa media hora en hablar por teléfono conmigo. Hombres y su terrible gen de la comodidad y el egocentrismo (no se me ofendan, en algunos seres es recesivo... las llamamos mujeres... no, es broma, luego por qué me dicen feminista). Ya me imagino la escena: mañana me dirá (como siempre que hace lo mismo) que no se la pasó bien, que se la pasó pensando en mí... pero ¿y lo bailado quién se lo quita?


Así, mientras estoy rumiando mi molestia, elaboro el plan de contra-ataque: hoy, que él se divierta. Mañana que venga, la plática seria en formato de ultimatum: "esto ya me está cansando... para no frustrarme y darte tu espacio y dado que necesitas tanto de los extraños, los sábados no nos vemos, pero para nada. Es eso o tu adicción a las FIESTAS nos va a hacer tronar".


Claro que el speech suena bien en mi cabeza... pero mañana no lo sé. Ahora siento que estoy sobreactuando, dramatizando y exagerando la situación... pero luego la vocecita interna me dice que no es, ni por mucho, la primera vez que pasa. Y sí me tiene fastidiada, y más cuando él sabía que estoy hasta el gorro de la tarea y que tenía ganas de salir y...


Y quizá sólo necesite entrar a rehab: un período relativamente sensato de aprendizaje sobre cómo sobrellevar la soledad. Descansar, hacer sus tareas, ponerse a leer... en fin, toda clase de cosas que no involucren irse de fiesta sin mí.

[Nota al pie: no quería hacer del blog un espacio de quejas... pero el desahogo me era muy necesario y mi novio ni lee mi blog, así que además resultó un desahogo seguro]

2 comentarios:

am dijo...

Tu tag lo explica perfecto: lo retorcidas y complicadas que son las relaciones humanas. Son cosas inexplicables que pasan. Yo hubiera reaccionado igual, la verdad jaja.

Pero bueno, ánimo!

JoCeLyNe dijo...

am: ya sé... yo digo que es un gen que ellos tienen y eso los vuelve bidimensionales, planos y medio ciegos ante las cosas que nosotras vemos y que, generalmente, nos perturban.