29 de abril de 2008

siendo sirena...

Home, home again.
I like to be here when I can.
When I come home cold and tired
It's good to warm my bones beside the fire.
Far away across the field
The tolling of the iron bell
Calls the faithful to their knees
To hear the softly spoken magic spells

Breathe (reprise) - Pink Floyd

Respirar debajo del agua es querer ser como los sapos. Es querer tener branquias u odiar mucho tus pulmones. Es querer ser renacuajo.

Y yo no quiero ser ni rana ni pez ni ajolote. Quiero ser sirena. Y las sirenas respiran. Y cantan. Yo hace mucho que no canto nada. Y hace mucho más que no salgo a la superficie a respirar.

"Hoy no", me decía a mí misma. "Hoy no es buen momento, hay marea (alta o baja, daba igual)... amenaza maremoto... ¿para qué, si las aguas están calmas?... chin, ya azotó la tormenta..."

"Hoy sí", me dije. Había huracán, pero yo estaba ya en el ojo ... subí a la superficie, poquito a poco, siguiendo el reflejo de la luna en el agua cristalina... subí a la superficie y canté a sollozos que ya no aguantaba más, que los celos me comían, que no quiero ser renacuajo y que me daba miedo subir, sentir el aire en mi piel... y respirar hasta que el aire no cupo más en mis pulmones... y recordé que no nací con branquias.

Por eso soy sirena. Porque un día un ave y un pez se enamoraron y se dedicaron horas y días enteras para mirarse, conocerse y reconocerse y, al final, se quedaron inmersos en la contemplación absorta del otro sin llegar nunca a tocarse ni a sentirse. Conversaban mucho, eso sí, y se contaban del mundo del mar y del aire. Pero de sentirse, nada. Hasta que finalmente llegaron a la conclusión de que ave y pez no nacieron para amarse y cada quién siguió su corriente: pez al agua y ave, al aire.

Pero como yo no soy de las que se rinden fácilmente, me hice de un par de aletas y de muchas lentejuelas por escamas y me lancé a las profundidades del océano, sin saber siquiera nadar. Me lancé porque yo era como el ave: un ser de un sólo elemento que no contaba con que su corazón se perdería en dos ojos de mar. Como el ave, pero más lista: me sumergí, aletas, lentejuelas y suspiros cargados de oxígeno, en busca de tu piel; me sumergí tanto que se me olvidó respirar y tanto, que casi me ahogo en los misterios de la profundidad.

Hoy que, por fin, subí a la superficie y mis lágrimas de coral se secaron en tu playa recordé por qué las sirenas también necesitan respirar. Y cantar. Porque tanto mar te ahoga y tanta sal te quema.





2 comentarios:

Mar_ dijo...

que chido esta!!

JoCeLyNe dijo...

mar: gracias primor. te adoroooo!