3 de marzo de 2008

"...All my loving, I will send to you...

all my loving, darling I'll be true..."


Hoy me levanté tarde, bien tarde. Corrí a bañarme y tomé la "ruta rápida" para llegar a la escuela (esa que involucra tres camiones y un metro y que me lleva en una hora exacta al salón MM- multimiedo- donde tomo clases casi todas las mañanas). Quise desayunar pero, por supuesto, el horror que tengo por hermana me escondió la nutella, que cree suya, y no me dio tiempo de prepararme nada más. Con el estómago y canal auditivo vacíos ( a causa de los polecías a los que les dejé mis preciosos audífonos en prenda) me dirigí a la escuela entre prisas y cumbias camioneras como todas las mañanas.

Tomé sin querer un camión que me llevó a otra estación del metro. Generalmente esto no es problema porque se trata de la misma línea y este tipo de distracciones me adelanta un poco el trayecto. El problema fue que la limo naranja tardó 15 minutos en aparecer, por lo que el me levanté tarde de la mañana se convirtió en imposible de llegar a tiempo a clase de siete.

Me hubiera dado la histeria absoluta de no ser porque al llegar a los andenes sonó una rola sedante en las bocinas de la estación en la que me econtraba:



"Close your eyes and I'll kiss you,
Tomorrow I'll miss you;
Remember I'll always be true.
And then while I'm away,
I'll write home ev'ry day,
And I'll send all my loving to you..."


Y lo más maravilloso: resultó ser precisamente la canción que venía todo el camino cantando en mi cabeza (aunque no la versión de los Beatles, sino la de la película Across the Universe, que me trae completamente enajenada con sus versiones y con los visuales y el ambiente sesentoso de la misma...)

Llegué a las ocho a la universidad, pero llegué sonriendo. Y pude robar un vasito lleno de galletas felices del servicio de café de todas las mañanas (ya les contaré luego de las galletas felices y el por qué eso me hizo el día) sin que los de las demás carreras pudieran hacer nada por impedirlo.



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