1 de marzo de 2008

Receta contra la muerte existencial ...

Estoy atravesando una crisis existencial que espero sea sólo temporal. La vida no me maravilla (en realidad, me decepciona) y estoy aburrida de hacer lo poco que hago. Hace eones (haha) que no escribo nada, que no genero nada nuevo y que las cosas no me saben. Bueno sí, me saben a cartón. Estoy descontenta: me salí de mi clase de teatro porque no soporto al nuevo director y ya no estoy trabajando en radio de la universidad porque nunca sentí que tenía espacio para moverme ahí. Quiero trabajar, pero no sé en qué ni cómo conseguir un trabajo. Y en mi casa mi horrible hermana menor se empeña en hacerme la vida complicada con sus niñerías. Pero como este blog no es para quejarme (aprovechando el espacio para un comercial, para eso está mi otro blog: sterella.blogspot.com), decidí hacer de mi crisis algo productivo.

Joshua, uno de mis mostros, en el primer acto de selflessness que he tenido de parte de mis amigos y allegados (ah no, ayer me llevaron a chupar a pesar de que no tenía un varo)... recapitulando, pues: Joshua tuvo a bien escuchar lo que siento sin juzgar o interrumpir con que si "tengo que hacer esto bien importante para mi trabajo, mi calificación, yo, yo, yo...", y me dio algunos consejos muy dulces y muy sabios que, de sólo oírlos, me refrescaron un poco el panorama y me hicieron sonreír como hace mucho no lo hacía.

Lo que básicamente me aconsejo fue que me tomara un break: un tiempo para pensar, escuchar y observar el mundo que me rodea. Me resultó un gran consejo porque hizo click con las ganas locas que he tenido de un tiempo para acá de salir corriendo y no volver nunca, nunca más ni a mi casa ni a mi escuela ni a mi mundo completamente ordinario. Así que sí, voy a salir, eventualmente, a observar. Iré a algún parque y pasaré horas ahí, viendo el cielo; viendo a la gente pasar. Me fumaré un cigarro, dos; diez si me da la gana (y haré un estudio sobre mi propuesta de resistencia pasiva contra la ley del cigarro que dice que puedo fumar en un parque lleno de críos pero no puedo hacerlo en mi universidad, donde la mayoría de la población fuma). Apagaré el celular y encuéntrenme si pueden. Tal vez, ahí, escriba algo. Tal vez me gane la ansiedad y regrese al ruido la primera vez, pero en verdad me voy a tomar un break de la vida que llevo y que, de un tiempo para acá, ya no disfruto ni un poquito.

Y como parte del plan de contingencia, "un break para una Joce", pienso extender la pausa a mis vacaciones de Semana Santa, donde:

1. Quizá vaya a Toluca y construya casas.
2. Voy a salir mucho: pasearé por la ciudad, quizá lleve una cámara (o el celular) y tome fotos de todo lo que vea y que llame mi atención (espero que no me asalten).
3. Iré a tomarme un café al Ángel de la Independencia. Me llevaré un buen libro y leeré por horas; si me canso, observaré la ciudad.
4. Iré a un toquín; cualquier presentación de cualquier banda donde haya chelas, ruido y espacio para brincar mucho pero mucho y perderme en el sonido y la energía de la banda.
5. Veré a los amigos que hace mucho no veo, como procuro en mis vacaciones.
6. Veré películas: una por día, no importa qué tan tarde sea o qué tan cansada me sienta.
7. Hablaré al menos con un extraño y será una conversación real.
8. Si llueve, me quedaré bajo la lluvia--tóxica--de la ciudad, no importa dónde me encuentre.
9. Iré a algún museo sola.
10. Y me quedaré en el centro a escuchar al señor de las groserías y los albures.

En fin. Ya veremos si esto alivia mi sensación de vacío emocional. Pero por lo menos, haré muchas de las cosas que siempre tengo pendientes pero no logro hacer porque algo me tiene atada.



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