21 de junio de 2008

Me puse el casco de Kate Hudson...



Las vueltas que da la vida ... y esque no sabes qué sorpresas te puedes encontrar a la vuelta de la esquina.


Ayer pasé el día más feliz de los últimos... ¿tres? meses de los casi 23 años que llevo pisando la Tierra. Y esque la vida da muchas vueltas. Ayer salí con A..., con quien tengo una muy vieja historia que ahora me da mucha risa. Pero eso no es lo que me tiene tan contenta, sino el regalo que la vida me hizo al salir con él.


Y esque han sido muy difíciles estas semanas para mí. Así que un día cualquiera me dije "tienes que salir a divertirte". Mandé muchos mensajes a muchas personas y no todas respondieron. Le mandé también un mensaje a A... pues lo ví hace ¿15? días y quedó en llamarme para salir. No lo hizo y no me importó. Resulta que perdió su celular, pero el mismo día que le mandé un mensaje para salir, por su lado consiguió mi número y me marcó. Problemas en la chamba (el responsable) lo llevaron a vernos hasta el viernes.


Pasó por mí en una moto roja. Llevaba un casco para mí (que es igual al que llevó Kate Hudson en How to Lose a Guy in 10 days) y me dio instrucciones muy sencillas para no caer de la moto mientras dábamos mil vueltas por Insurgentes buscando el lugar éste por el WTC. El aire frío me pegaba a todo lo que daba, y me supo de li cio so. Amo el aire frío con el sol a todo lo que da. Y la velocidad. Y la libertad. Por fin, después de muchos días, me sentí viva.


Y he ahí el regalo: a pesar de que A... se comportó como un verdadero caballero conmigo (desde el pagar por todo hasta hacerme algunos cumplidos como: C: "qué bonita" [haciendo referencia a la moto]. A: "¿J...?, sí, está muy bonita"; o el tomar mi mano para darme seguridad en la moto aunque no tuviera miedo y el estar más al pendiente del tiempo que yo porque tenía que llegar a casa o el dejar de tomar porque me tenía que llevar), lo mejor fue el paseo en moto. Y no es que no haya apreciado la compañía, porque en verdad me la pasé maravilloso y aunque tenía miedo de los "silencios incómodos" que pudiéramos encontrar, la plática fluyó de manera casi casi natural. Pero el paseo en moto me hizo sentir frío, miedo, alegría, éxtasis, libertad, incertidumbre, felicidad... en fin, me recordó qué es estar viva.


Y sólo por ese regalo me siento agradecida con la vida (y con A... a quien espero seguir viendo y que se convierta en una gran, gran amistad)



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